1° de Octubre, Día Internacional de las Personas Mayores: Que el árbol no nos tape el bosque

Foto: Zulema Malky


Un nuevo aniversario de la efeméride invita a seguir difundiendo la fecha y, en especial, a promover la relevancia de consolidar fácticamente los derechos de las personas mayores de Latinoamérica y el mundo. 

Las organizaciones civiles, profesionales y organismos públicos e instituciones privadas que trabajan junto y para este grupo poblacional suelen organizar múltiples actividades durante todo el mes de octubre, con el objetivo de sensibilizar sobre los temas, conceptos y abordajes vinculados a la vejez y al envejecimiento.

En 2023, y en el marco del Día Internacional de las Personas Mayores, la Organización de Naciones Unidas (ONU) propone un nuevo lema: “Cumplir las promesas de la Declaración Universal de Derechos Humanos para las personas mayores: entre todas las generaciones”. 

Claro que compartimos la propuesta “intergeneracionalista” y solidaria de ONU y, desde Algec, continuaremos trabajando para su consolidación. Sin embargo, consideramos que es absolutamente necesario y urgente seguir generando espacios de diálogos y reflexiones a favor de la creación de una Convención Internacional de las Personas Mayores, basada, desde ya, en los marcos de derechos existentes a nivel regional y mundial.  

Tenemos la certeza y las pruebas de la experiencia de que el encuentro intergeneracional concebido y procesado en las comunidades es clave para visibilizar las temáticas y problemáticas de la vejez y el envejecimiento (así como aquellas de otras etapas de la vida), entendiendo que no son cuestiones que les competen sólo a las personas mayores de hoy, sino que involucra e interpela al conjunto de la sociedad, es decir, a los grupos de todas las edades. 

En este aspecto, valoramos y promovemos el encuentro entre generaciones ya que nos propone el desafío de seguir difundiendo el concepto de edadismo/viejismo que, de acuerdo al Informe Mundial del Edadismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se produce cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas provocando daños, desventajas e injusticias. Tales daños pueden ser materiales y simbólicos. En este sentido, dicho documento marca que, si bien todos los grupos etarios suele sufrir algún tipo de prejuicio o discriminación, 1 de cada 2 personas en el mundo es edadista contra las personas mayores. 

Por tal motivo, creemos que el 75° Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento que marcó el hito fundacional para la historia reciente de los derechos humanos en el mundo, debe ser celebrado para seguir redoblando los esfuerzos tanto para el disfrute como para hacer frente a sus violaciones. Sin embargo, que este sea parte del mensaje en un lema sobre el “Día Internacional de las Personas Mayores”, nos debe comprometer a hacer varias lecturas del evento propuesto. 

Desde 2010 se conformó el Grupo de Trabajo de Composición Abierta sobre Envejecimiento a instancias de Naciones Unidas, desde entonces, el mismo viene planteando y demostrando, tanto desde varios de los Estados miembros como –y sobre todo– de las organizaciones de la sociedad civil que activan de, con y para personas mayores en el mundo, la necesidad de crear un instrumento vinculante a nivel internacional que, como tantos otros tratados específicos, tienda a reparar y promocionar los derechos de este grupo poblacional de manera universal. 

Al respecto, la región de las Américas dio un gran paso en 2015 con la aprobación de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, a instancia de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Esta herramienta no sólo ha echado luz sobre las realidades y situaciones las vejeces locales, sino que ha formalizado un espacio donde identificar las “lagunas” de protección y ofrecer un conjunto de estándares y criterios sobre cómo abordarlas. Nada queda del todo garantizado en el cotidiano. No obstante, la institucionalidad de este tipo de instrumentos sube el piso de derechos y obliga a crear y a disponer recursos de todo tipo para el ejercicio pleno de los mismos. 

Alejandro Robino, miembro de Algec, en el marco de la 11° Sesión del Grupo de Trabajo de Composición Abierta sobre el Envejecimiento, aseguró que “la falta de un instrumento jurídico internacional amplio e integrado para promover y proteger los derechos y la dignidad de las personas mayores sigue teniendo importantes repercusiones prácticas, en particular para quienes están en situaciones de emergencia”.  

Sobre esto y vinculado al edadismo, la Experta Independiente sobre el disfrute de todos los derechos humanos de las personas mayores en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Claudia Mahler, propone que debe reconocerse explícitamente la edad como motivo de discriminación, “en particular, en un instrumento jurídico global y vinculante dedicado a los derechos humanos de las personas mayores”.

Ya lo hemos dicho en otras oportunidades: vivir es envejecer, envejecer es vivir. Por lo tanto, estos abordajes suponen un beneficio para la propia vida, independientemente de la etapa que estamos transitando, y el mundo precisa del encuentro intergeneracional para convertirse en un espacio inclusivo para todas las edades. 

En este nuevo Día Internacional de las Personas Mayores, celebramos un aniversario más de esta Declaración histórica para la humanidad, para que “las promesas” sean una realidad universal, pero también renovamos el compromiso de seguir activando y exigiendo la creación y aprobación de una Convención Internacional específica que defienda y promueva los derechos de las personas mayores del mundo. Para que el árbol no nos tape el bosque.

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