1° de Octubre: “Equidad digital para todas las edades”

Foto recuperada de internet


Por Esteban Franchello y Mariana Rodríguez, ALGEC.

Ante una nueva conmemoración del 1° de Octubre, Día Internacional de las Personas Mayores, Naciones Unidas propone como eje temático “Equidad digital para todas las edades”. Afortunadamente, en este último tiempo han proliferado numerosas propuestas a favor de la educación o alfabetización digital destinadas a este grupo. Es que, entre muchas otras cuestiones, la pandemia generada por el COVID-19 recrudeció la desigualdad o brecha digital en todos los países del globo. “La mitad de la población mundial vive sin conexión a Internet”, destacó el organismo internacional en su portal. 

De acuerdo a los datos brindados por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) en 2020, en los países desarrollados el 87% de los y las habitantes tienen acceso digital, en tanto que, en los países en desarrollo, el porcentaje sólo alcanza el 19%. Asimismo, la información agrega una característica importante: las mujeres y las personas mayores constituyen los grupos más desiguales. 

Si bien los imparables avances tecnológicos suelen ser reconocidos positivamente, también dan cuenta de nuevas modalidades de comunicación que incluyen la ampliación del acceso a la información y, en sus “bemoles”, a la desinformación. Recientemente, algunas propuestas argentinas que dialogan con esa idea han compartido material importante y recomendable. Sin embargo, es notable que las referencias o evidencias que remarcan para justificar este abordaje absolutamente necesario ─de eso no hay duda─, recae en investigaciones que se llevaron a cabo sobre la población estadounidense y que indican que las personas mayores de 65 años comparten hasta 7 veces más noticias falsas que las personas más jóvenes. 

Los datos recabados funcionan como insumo relevante para reflexionar sobre este tema o activar agendas, desde ya. De todas maneras, bien vale interrogarnos: ¿cómo son las cifras en los países de Latinoamérica?  ¿Qué porcentaje de la población tiene acceso a internet? ¿Cuántas veces comparten información falsa en redes sociales o desde aplicaciones de mensajería las personas mayores que viven en México, Colombia, Chile, Argentina u otro país hermano?

Es oportuno y necesario remarcar que precisamos de muchas más personas investigadoras interesadas en los temas de vejez y envejecimiento  y de muchos más estudios y abordajes que focalicen en las prácticas y en los hábitos de este grupo poblacional que, como se ha señalado en numerosas oportunidades, es el más heterogéneo de la sociedad y que hoy continúa envejeciendo en un mundo muy diferente al que ha experimentado gran parte de su curso de vida.

Según el último dossier publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de Argentina, el 53% de las personas mayores de 75 años utiliza tecnología (celular, computadora e internet). Al respecto, el Dr. Ricardo Iacub manifestó, ante la agencia Télam, que los datos “demuestran que no hay una imposibilidad cognitiva en relación a la tecnología, pero sí más dificultades por cuestiones que tienen que ver con temores, con una percepción de autoeficacia menor en esta área del conocimiento”.

Es decir, a la diferencia contextual en el proceso de envejecimiento, se le agrega “el histórico peso de los prejuicios, estigmas y falsas creencias” que comparte la sociedad entera, pero que “carga” quien finalmente llega a la vejez. La idea más habitual es aquella que “marca y define que a determinada edad resulta más difícil aprender y comprender”. Se trata de esos mitos que penetran en múltiples ámbitos ─arte, educación, trabajo, medios de comunicación, entre tantos otros─ y que constituyen concepciones del mundo, pero también penetran y persisten en los sentires sociales y personales. 

Acortar la brecha digital requiere mucho más que programar las inmensamente necesarias capacitaciones destinadas a personas mayores en el uso de dispositivos tecnológicos. Supone también, y ese es un desafío social fundamental que debemos asumir, reflexionar sobre las condiciones que presenta este mundo en el que estamos envejeciendo. ¿Qué representaciones compartimos sobre la vejez? ¿Cómo trabajamos a favor de nosotros/as como sujetos envejecientes, es decir, a favor de nuestra propia existencia? ¿Cómo nos vinculamos con la tecnología y para qué? ¿Cómo sorteamos las falsas concepciones y las dificultades de acceso y participación? En definitiva, ¿cómo integrar e incluir a las personas durante su curso de vida, especialmente las cohortes más viejas de la actualidad, a las actuales sociedades “de la información” y “del conocimiento”?

En esta línea, Iacub destaca también que es importante comenzar a pensar en “la noción de la accesibilidad cognitiva como un derecho y probar los sistemas con públicos muy diversos”. Y en ese sentido, agregamos, que es fundamental pensar y acompañar estos procesos de alfabetización con las nociones y los ejercicios de los derechos a la comunicación y a la información, al acceso digital y al aprendizaje a lo largo de toda la vida. 

Tenemos varias certezas. La tecnología continúa avanzando. Latinoamérica y el mundo entero contarán con un alto porcentaje de personas mayores. Los niveles de desigualdad son graves y profundos aún y la pandemia ha facilitado involuciones de “batallas simbólicas” que creíamos sorteadas. Por lo tanto, lograr ─o al menos avanzar hacia─ la “equidad digital para todas las edades”, desde un enfoque de derechos humanos, es un enorme desafío que requiere de un trabajo urgente, permanente y colectivo, desde y junto a los Estados. Estamos convocadas y convocados.

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