Informe: El impacto psicosocial de la pandemia del COVID-19 en mujeres adultas mayores


El Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI) junto a ONU Mujeres realizaron una investigación para conocer el impacto psicosocial de la pandemia en las mujeres adultas mayores de Argentina. 

Entre los principales puntos se destaca que, pese a los bonos brindados por el Estado, las personas consultadas señalaron como insuficientes los haberes jubilatorios recibidos. Asimismo, el contexto explicitó las históricas y múltiples discriminaciones que padecen las mujeres durante la vejez. 

Las mujeres mayores presentan más enfermedades crónicas y/o discapacidades, viven con menos recursos económicos –a  causa de la menor cantidad de jubilaciones, las que, a su vez, son magras debido al trabajo informal o al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado-, y sufren más la soledad –

El 55% son viudas, solteras o separadas y el 23% viven en hogares unipersonales con menos recursos económicos, presentan más enfermedades crónicas y/o discapacidades y suelen tener menos redes de cuidado cuando más lo necesitan, detalla la Dra. Mónica Roqué, secretaria general de Derechos Humanos, Gerontología  Comunitaria, Género y Políticas de PAMI.

Otro de los aspectos señalados tuvo que ver con el reconocimiento de la importancia del acceso a la tecnología, a través de cursos de alfabetización digital y recursos de conectividad.  Un desafío que debe fortalecerse para construir sociedades inclusivas.  

En el informe, Cecilia Alemany, la Directora Regional Adjunta para las Américas y el Caribe y representante de ONU Mujeres en Argentina remarcó: “La llegada del COVID-19 exacerbó una crisis que ya existía, pero la que empezó siendo una crisis sanitaria, derivó en una crisis social y económica que provocó, según la CEPAL, un retroceso de 18 años en la participación laboral de las mujeres  en la región, viéndose afectadas también por la sobrecarga de cuidados y el aumento de la pobreza y la violencia machista”.

En este escenario, se propone asumir el cuidado como una “responsabilidad colectiva” que implique “la ampliación del financiamiento de los sistemas de cuidados, de la infraestructura, los servicios públicos y mecanismos de apoyo que garanticen tanto los derechos de las personas que cuidan como de quienes son cuidadas”.

Compartimos el informe completo: El impacto psicosocial de la pandemia del COVID-19 en mujeres adultas mayores

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